Una ecuación nada exacta de sombra del moustro que vive dentro de mi pieza que me aplasta cuando no lo veo y respira muy cerca de mi boca sumado al miedo a enamorarme de un moustro de pelo largo que se paresca a Audrey Tautou, y que mienta tan bien que yo cegado crea que de noche sólo dormirá. Primero hay que correr la X para el otro lado, lejos de uno, lejos de donde pueda herir, quizá creerse niño y hacerse amigo de los sustos, luego correr los numeros hacia el otro lado, donde la realidad tome menos sentido y podamos comenzar a reconocer una suma, resta y o multiplicacion de nuestra alma, alma de niños asustados y olvidados. Quizá las matematicas no eran tan exactas, quizá uno sin uno se siente mejor, y quizá uno más otro uno se sienta bien, y ya no le importe el resultado de lo que pueda pasar, quizá hasta se vaya uno y el otro siga creyendo que la suma continúa, quizá mejor es confiar en prostitutas, al menos no mienten y definen sus intereces antes de crear un contrato. Ya no sé qué son sueños y cuales pesadillas, se parecen tanto en el momento en que lo bueno se convierte en malo, y cuando el alien baboso se acerca y me dice no estás sólo amigo, apoyate en mí. Entonces busco idiota como igualar nuestra incognita a aquel numero final, ya ni sé si importa obtener el resultado exacto, quizá mejor es algo inesperado de nuestra sombra, reflejos; Sustos
